La música estridente y un ambiente donde la luminosidad y las sombras golpeaban mi pecho acompasadas por tonos bajos y rítmicos. El calor se sentía en cada espacio libre donde los pies de otras personas no se movían. Era difícil desplazarse entre el gentío que parecía sacudirse incandescente y obtuso. Entre las negruras y destellos veo un pelo claro, no muy largo, que enmarcaba ojos que hacían un juego clásico. Ella se batía y vibraba con la sonrisa expuesta y algunas gotas de sudor que brillaban entre pequeñas pecas en la piel de los hombros descubiertos.
Me traigo como puedo entre los otros que bailan. Procuro acortar distancias y poco a poco voy devorando el espacio y el camino que se angosta ante la línea del horizonte ya clavada en el canvas. Me ve y sonríe. Persigo esos ojos con la mirada hundida en sus bezos apenas rosados que me gritan en silencio y me tientan out loud. El centelleo de las bombillas la sisaba por pequeñísimos intervalos, devolviéndola con la misma velocidad con la que la volvían a esconder en la espesura de la oscuridad nimia. La tengo a un paso me ve, me mira, me observa y me tiene. Sabe que estoy ahí solo por ella, que la situación dista de ser mi ideal pero ella lo puede y disfruta verme en la situación de acecho y ella, la supuesta presa, está lista para devorarme.
De repente, como si se hubiese hendido un hueco en el espacio una mano, de la que no veo el cuerpo, la toma del brazo. El instante se congela y el segundo cuelga un segundo más del alfeizar del tiempo. La luz se va, se oculta intencionada, maleante y dañina. Ese segundo se ensaña, estirándose, por encima de lo risueño, obligándome al odio intenso a la oscuridad perpetua.
Volvió el brillo y ella ya no existía en el lugar, habíase evaporado frente a mí como el hielo en una bebida caliente. Giré en el eje libre. Y grite su nombre. Corrí como pude hacia uno de los lados donde había menos gente tratando de encontrarla. Se me cruzaban personas, ropa en el piso y escalones maliciosos escondidos. Desniveles creados solo para alejarla. La veo, está a unos pasos de espaldas caminando hacia una salida lateral. Veo la mano que la llevó tomándola por la cintura, veo la espalda que lleva la mano, veo el pelo que acompaña la espalda. Veo el color del pelo…
Despierto.
[…] 66. Y más dudas… (2) 25 Enero 2010 Posted by …(des)encontrada… in 2009. Tags: Dudas, El viajero, Plata, sexo, Zapatillas Verdes trackback Del Otro Lado: Luces y sombras. Trigésimosegundo. […]
A veces te leo y tengo una sensación ambigua: por un lado me encanta tu manera de relatar las cosas. Tenés una facilidad asombrosa para recrear escenas y sensaciones… que por otro lado me recuerda algunos momentos desagradables de nuestra historia.
Pero acá estoy, te sigo leyendo!
Besos mil
***
D
Aveces hay cosas que no son lindas.
Vos si lo sos. ***
Z.V.
Dos momentos:
«Persigo esos ojos con la mirada hundida en sus bezos apenas rosados que me gritan en silencio y me tientan out loud.» Muy bueno ese momento íntimo y público todo en uno.
«El instante se congela y el segundo cuelga un segundo más del alfeizar del tiempo.» Que cosa cuando el tiempo durá mas de lo que marcan los relojes.
Una vez más felicítolo por su escritura GS, me maravilla.
Besos!
Gracias JB, la del tiempo me gustó mucho al releerlo.
Z.V.
q sentias en ese instante miedo? inseguridad? pensabas q ella no era para ti¿?. En mi mundo fantasioso aun creo en el final feliz donde se enamoran se casan y son felics pa siempre, pero mi razon me baja de esa nuBe y me recuerda q los cuentos de hadas, pricipes azules y finales felices solo son fabulas y cuentos baratos, el amor es una semilla q se riega a diario luego de q nace… Donde habran sequias y abundancias por años o por dias =/. todo es un equilibrio natural un ciclo hasta para amar se necesita odiar 😦
No lo sé. Quizás era todo junto.
Z.V.
aunq me parece razonable mi razon no lo entiende
La razón no es racional. No la mia.
Z.V.
Ni la mia sigo en sintonia 😉
[…] 67. Y más dudas… (3) 29 Enero 2010 Posted by …(des)encontrada… in 2009. Tags: Discusión, El viajero, Novio, Plata, Zapatillas Verdes trackback Del Otro Lado: Luces y sombras. Trigésimosegundo […]